Ramón María del Valle-Inclán pasó frecuentes temporadas en A Pobra do Caramiñal, para la que ingenió el nombre de Viana del Prior. Él mismo, declararía ante juez y testigos que era natural de A Pobra do Caramiñal, aunque sus biógrafos puntualizan que nació el 28 de octubre de 1866 en Vilanova de Arousa. En 1997, se publicó en la prensa que la cuestión no estaba zanjada: nuevos documentos consultados por ilustres arcanos valleinclanistas prueban que Don Ramón nació en O Barbanza.
Valle-Inclán estaba encantado con esta controversia. Él mismo, asombrado de que un tema sin importancia se enquistara en polémica, interpretaría el papel del justo Salomón y, siguiendo la cantiga popular que dice, "pasei a ría de Arousa nunha lanchiña de vela...", dará pie a una leyenda, según la cual, vino a este mundo en plena ría, en un patache que soportaba los embistes de una tormenta.
"¡La noche de Octubre! Dicen que la Luna, con un viento recio y saltos de mar: bajo sus estrellas se alzó mi fortuna, mar y vientos recios me vieron llegar ".
Gustaba de ir Don Ramón a La Curota para admirar en toda su amplitud nuestra Ría de Arousa, y de allí bajar a Moldes, Ribeira, Palmeira, Xuño... Como recuerdo de sus subidas a la montaña, cuando aún ni carretera existía, se le erigió un busto de gran tamaño vigilando los pueblos de ambas orillas, obsequio del Concello de Pontevedra a la "villa natal" del escritor.
En 1920, sus amigos le convocaron a él y a todo el pueblo a una fiesta campestre (era muy fiestero) celebrada en las alturas de la sierra del Barbanza, en honor del poeta Valle Inclán. Y allí le vemos, subido sobre un carro del país y acompañado de una multitud en romería, posando para la prensa.
A nadie sorprenda que en sus novelas desfilen lugares, historias, tradiciones y personajes ambientados en la comarca y, sobre todo, en A Pobra do Caramiñal. Especialmente en las Comedias Bárbaras y los Esperpentos , y en los motes, apellidos y episodios de la vida real de un pueblo sobre los que tan generosamente escribió.
Del cariño y admiración que se profesa a Don Ramón del Valle Inclán por estos lares, basta recordar una divisa que rima así: "El que más vale, no vale tanto como vale VALLE "
Es una antigua fortaleza señorial, declarada Monumento Histórico-Artístico de Interés Nacional.
Su entrada está precedida de una larga arboleda de plátanos orientales que bordean el camino como si fuese un túnel.
Por este lugar tan cargado de historia, pasaron personajes de la política nacional del siglo XIX y principios del XX, y entre ellos, el propio Don Ramón del Valle-Inclán, quien convierte el lugar en un escenario lleno de resonancias del Marqués de Bradomín.
La Torre es del s. XIII, el resto del edificio fue construido entre los siglos XV al XVIII. El monumento cuenta con numerosos escudos de las familias hidalgas que pasaron por allí: Xunqueiras, Soutomaior, Montenegro...
Valle-Inclán se inspiró en estos lugares para escribir una de sus obras: "Sonata de Otoño", cuyo protagonista es el Marqués de Bradomín.
(En la calle de San Roque, próxima a la iglesia de O Caramiñal)
Fracasada su experiencia campesina, a finales de 1921, Valle abandona A Mercé para vivir en pleno núcleo urbano, en una casa prestada por el doctor Don Antonio Abal, director del Hospital en Santiago. Aquí vivió con su familia de 1921 a 1925.
En Villa Eugenia nacerían otros dos hijos suyos: Jacobo Baltasar Clemente (1922) y Ana María Baltasara (1924). Son los años de "Cara de plata", "Luces de Bohemia", "La cabeza del Bautista", "Tirano Banderas"...
Tenía su estudio en el ático, a donde se retiraba a escribir. Alguna niña de entonces, con los años escribiría: "al salir del colegio corrimos a apostarnos bajo el largo balcón del escritor, porque otras niñas le oyeran hablar a gritos con los personajes. Alguna decía que cuando los personajes iban a salir de viaje, el escritor hacía las maletas..."
Aunque este detalle no tenga mucho que ver con el tiempo en que Valle-Inclán vivió en esta casa, cabe destacar que todos los años tiene lugar una ofrenda a Valle Inclán llamada "Semana Valle-Inclán" (aunque su duración sea de algo más de dos semanas), cuyo día cumbre es el 28 de octubre, día de su nacimiento. Este día se realiza también un acto complementario, se lleva una corona de flores de parte del Concello al cementerio de Boisaca, a las afueras de Santiago, donde está enterrado el ilustre escritor. Su tumba está hecha con granito del barbanza.
(En la Rúa da Paz, o carretera general)
Escenario de la tertulia veraniega de Don Ramón del Valle-Inclán. Si el tiempo lo permitía, asamblea de calle, aunque hay días en los que la charla se reanudaba en el recibidor de la botica. Entre los contertulios estaban D. Andrés Díaz de Rábago; D. Santiago Tato, el boticario; Senén Calleja, médico; abogados, marinos...
Ahora en la botica existe un cumplido recuerdo a la magia de las palabras y la carta de un Valle-Inclán campesino al boticario.
Es un museo vivo que conserva sus estantes, su mostrador, los viejos tarros de porcelana... un ambiente del tiempo que ya pasó.
Esta tertulia daba distinción a la villa, y de ello se hacen eco veraneantes y viajeros que participaron activamente o como mirones en ella. Puede decirse con orgullo, que en ocasiones nada tuvo que envidiarle a idénticos círculos cortesanos, aunque parezca exagerado, ya que intervenía nada menos que Don Ramón del Valle Inclán, que era huésped en las temporadas veraniegas, que solía pasar en el pueblo con su familia, y se adueñaba del espectáculo, no sólo por su personalidad literaria indiscutible, sino también por su presencia física, tan popularmente conocida por ser plasmada por fotógrafos y caricaturistas en las mejores revistas de España y del extranjero, y que allí se destacaba siempre en pie, y en perpetua inquietud, con su brazo único en constante movimiento, subrayando la palabra profusa y el relato cautivador con su característico ceceo.
Ya en diversas ocasiones García Martí describió con exquisita objetividad las peculiaridades de este simpático círculo literario, que conocía bien a fondo porque él mismo era integrante de él. Y aún alguna vez intentó establecer un ocurrente paralelo entre esta tertulia y la de la pontevedresa farmacia de la "Peregrina", de notoria resonancia provinciana, cuyo mayor orgullo consistía en haber participado en ella Echegaray.
Antiguamente se conservaban dos bancos de madera donde en aquella época se sentaban los contertulios de la farmacia. Se apolillaron ambos y uno hubo que tirarlo porque no hubo forma de recuperarlo y el otro se restauró y continúa su estancia en la farmacia.
Está declarada Monumento Histórico Artístico de Interés Nacional.
Cerca de los jardines de la villa, que desde los años 80 llevan el nombre de nuestro ilustre autor, encontramos la Torre de Bermúdez, que debe su nombre a la última familia hidalga que la habitó, la de los padres de Don Ramón, quienes la venden en 1898 a un industrial, Manuel Lojo Gelpi.
Valle-Inclán intentaría recuperar para sí la propiedad de la torre y la concesión de un título de nobleza de acuerdo con los nombres de su estirpe. Lo solicita a Alfonso XIII, ambición que frustra la mediocridad política y cultural del momento. Como él mismo decía "me ha fallado la época".
Años más tarde, Victoriano García Martí, escritor pobrense muy reconocido movilizó a los amigos de Valle para reunir fondos con el objeto de regalarle "una noble mansión que en la paz de una vieja villa marinera o en elevada crestería de un suave paisaje virgiliano, pregone con el airón de su torre la gloria de este gran señor de las letras...". Pero los meses pasaron y los caudales no fueron suficientes para hacer de ese deseo, realidad.
Desde 1981 es sede del Museo Valle-Inclán, recordando que aquí tuvo su domicilio la familia del escritor.
Don Ramón del Valle-Inclán gozaría de especial cariño por parte de una familia ilustre que, como la suya, tenía fuertes vínculos con A Pobra do Caramiñal: los Díaz de Rábago e Aguiar.
Andrés y Jacobo Díaz de Rábago (hijos de Joaquín Díaz de Rábago), fueron grandes amigos suyos y en su residencia de Santiago se alojó cuando realizó sus estudios en la Universidad.
Andrés Díaz de Rábago, compañero de tertulias en la farmacia de Tato y en la Torre de Gasset, sería padrino de su hijo Carlos. Con él, el 17 de septiembre de 1919 participa en la creación del Sindicato agrario católico obrero de A Pobra do Caramiñal. En el acta fundacional Valle, todavía con miras campesinas, figura como presidente y Don Andrés, hijo de un eminente economista, como tesorero.
El edificio actual es obra del siglo XVIII y debe el nombre de Aguiar a los sucesivos enlaces entre familias de vieja hidalguía.
Doña María de la Concepción de Aguiar se casó con Don Joaquín Díaz de Rábago, eminente sociólogo y economista de la Galicia del siglo XIX. Hoy la señora del pazo es Doña Carmela Arias Díaz de Rábago, Condesa de Fenosa y presidenta de la Fundación Pedro Barrié de la Maza, distinguida Hija Adoptiva de A Pobra do Caramiñal.
La grave horizontalidad de la fachada contrasta con la torre que emerge sobre los tejados, ideada sin duda como mirador sobre la ría y no con fines militares.
El pazo, edificado en un terreno elevado, sobresale por encima del atrio de la iglesia de O Deán dominando sobre antiguas construcciones de piedra.
Hay que recordar que antiguamente toda esa zona estaba en primera línea de playa, que el parque, la plaza y el relleno es terreno ganado al mar.
Es una casona situada muy cerca de la Capilla de la Virgen del Monte. La casa perteneció a los Montenegro y Saco Bolaño, donde Valle pasó su niñez por ser sus propietarios familia de la madre.
La Capilla de la Virgen del Monte quedaba dentro de los límites de la finca, pero la apertura de un paso las separó. Después vendría la construcción de la carretera local de A Pobra a Lesón. Este episodio dio lugar a un enfrentamiento entre un Montenegro y el párroco de O Deán, que Valle recreará en las Comedias Bárbaras.
Las tapias que rodearon la finca tenían una pequeña abertura por la que, en contra de la voluntad del señor, pasaban los aldeanos para acortar distancias. El Montenegro no deseaba un camino de uso vecinal dentro de sus propiedades porque, como Machado, sabía que "se hace camino al andar".
Un buen día, el párroco de O Deán acuciado por la premura de llevar el santo viático a un moribundo y acompañado del tintineo de la campanilla que anunciaba el sacramento, quiso tomar el atajo de sus paisanos. La amenaza de unos perros y un furibundo Don Juan Manuel Montenegro al grito de "aquí no pasa ni Dios" se lo impidieron.
Entre 1917 y 1921, alternando con su domicilio de Madrid, Valle-Inclán vivió fecundos años en A Mercé. Momento en el que escribe parte significativa de su producción literaria y nacen dos de sus hijos: Carlos Luis Baltasar (1917) y María de la Encarnación Baltasara (1919). Paradójicamente sufre una mezquina penuria económica por su ambición campesina (se dedicó por un tiempo exclusivamente a la agricultura y no obtuvo muy buenos resultados) que pronto se convirtió en un fracaso.
Desengañado, en "Luces de Bohemia" se encarnaría en el Marqués para confesar a Rubén Darío: "No me han arruinado las mujeres con haberlas amado tanto, y me arruina la agricultura".
A Mercé es un edificio de granito de O Barbanza, ese granito con el que Valle, en buena rima, dejó escrito que quería construir su casa: "Quiero hacer una casa estoica murada en piedra del Barbanza, la casa de Séneca, heroica de templanza. Y sea labrada de piedra; mi casa Karma de mi clan, y un día decore la hiedra sobre el dolmen de Valle-Inclán" (El Pasajero).
En el siglo XV era una capilla atendida por ermitaños. Su conversión en un priorato benedictino marca las páginas más brillantes de su historia, que acabaría con las leyes de Desamortización.
Actualmente está en ruinas, tras un incendio ocurrido en 1983, de manera que actualmente solo se conserva la capilla y la fachada principal del pazo.