Un pazo sencillo de localizar pero difícil de vislumbrar. Se encuentra en el casco urbano, al lado de la Casa Grande de Aguiar. El mayor inconveniente con que nos encontramos es que se encuentra oculto tras un gran muro de piedra y una verja de hierro, además de un frondoso jardín. También propiedad privada, es imposible el acceso al mismo.
Podemos observar tras la verja el frondoso jardín de un pazo bien conservado a día de hoy, con una fuente decorativa en el centro, con la misma antiguedad que el propio edificio.
El edificio fue construido en el año 1717 según nos cuenta él mismo gracias a la inscripción existente en el portalón de acceso al jardín. Siempre perteneció a la familia Valderrama.